No cabe duda que unos de los rasgos característicos que
definen la Posmodernidad es el tema de la globalización; un complejo proceso
histórico de integración mundial en el área de la economía, política,
tecnología, en lo social y lo cultural que ha convertido al mundo en una especie de
“aldea global” o dicho de otra manera:
-Un
Único lugar, cada vez más interconectado- .
Se dice que la pandemia del Corona virus reconocida así
por la Organización Mundial de la Salud el 11 de marzo de 2020 (COVID-19) es
hija de la globalización, ya que sin los flujos inéditos de las personas,
mercancías e información que caracterizan a esta era, sería imposible un brote
de esta magnitud. Nunca antes en la historia de la humanidad una enfermedad se
habría propagado en todo el mundo en tan poco tiempo, porque a tres meses del
descubrimiento del virus más de 1.700.000 personas contrajeron el virus y más
de 100.000 han fallecido como consecuencia del mismo; y lo peor de todo es que
las cifras aumentarán cada día de manera “escalofriante” hasta tanto no se
descubra una vacuna o cura que detenga este triste episodio que estamos
viviendo. Lo más resaltante de esta pandemia, es que la conexión digital la
convierte en una experiencia compartida en tiempo real.
Como cristiano, hijo de Dios y hermano de todos los
hombres me conmueve enormemente las noticias y reportes diarios del número de
fallecidos, por ejemplo, hasta ayer solamente en España habían muerto más de
19.000 personas y en los Estados Unidos de América, la cifra sobrepasa las
33.000 personas… Una muchedumbre de hermanos que han dejado este mundo…, y lo
que más me interpela personalmente es: sin saber en qué condiciones estarían
sus almas… esta mañana en mi oración le preguntaba al Resucitado: ¿Te habrán
conocido Señor? ¿Alguno le habrá susurrado al oído: Dios te Ama, - entregó su
vida por ti -confía en Él? - estas sencillas palabras que constituyen la “Buena
Noticia”, el kerigma (Una verdad que
es sencilla, pero en ocasiones es la más difícil de transmitir) es lo que significa Evangelizar.
La promoción que estoy haciendo de mi libro “Precursores
en la Posmodernidad” queridos lectores, no tiene ninguna connotación de lucro o
beneficio económico,…por Dios…simplemente es una Gran inquietud Apostólica que
el Espíritu Santo ha suscitado en mí en este tiempo de pandemia y
confinamiento, para que divulgando ese pequeño trabajo que un día presenté en
el “Concurso Trípode” con fines de Evangelización, continúe extendiéndose y propagándose a modo de
contagio viral; pero en vez de muerte,
pueda transmitir Vida a una humanidad que está de espaldas a Dios.
A
continuación copio textualmente un pasaje del libro:
“Ante la
realidad de la multiplicidad de culturas y la nueva cultura emergente, el tema
de la inculturación del Evangelio en Venezuela y el mundo nos interpela y
reclama a todos los miembros de la Iglesia, a utilizar los medios que nos
ofrecen los adelantos tecnológicos como lo es Internet. En efecto, las nuevas
tecnologías digitales, están produciendo grandes transformaciones en los
modelos de comunicación y en las relaciones humanas. Hace unos días, decidí
cerrar mi cuenta de facebook porque me pareció innecesaria y no la estaba
utilizando con frecuencia, entonces una de mis hijas, la de catorce años de
edad me dijo: “papá, si no estás en Twitter o en Facebook no existes”. Eso,
además de molestarme un poco me hizo reflexionar; porque son millones las
personas que a diario pasan algo o gran parte de su tiempo atendiendo asuntos
personales en estos sitios virtuales, que se han convertido en un elemento más
de lo cotidiano y de la vida pública contemporánea; por lo tanto, es un
escenario muy importante en el que también hay que “preparar el camino del
Señor” y difundir sus enseñanzas. Los precursores postmodernos tienen
que ser también comunicadores de masas que a través de las diferentes redes
sociales y adecuando sus estrategias evangelizadoras, lleguen a otros
auditorios por distante que éstos se encuentren; porque la tecnología en
general, se ha convertido en una herramienta imprescindible de nuestra época y
son los jóvenes, quienes mejor comprenden esta situación.(...) Debemos tener presente en todo momento que, lo que las tecnologías
nos ofrecen son “nuevas oportunidades” para promover, incentivar y realizar el
dialogo con un mundo que también está deseoso
de compartir la Buena Noticia de un Dios que se hizo hombre, padeció,
murió y resucitó para salvar a la humanidad. Seamos en la “red” esos
mensajeros.”
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Otro aspecto de
suma importancia que tenemos que considerar, es que cada vez que nos esforcemos
en preparar los caminos para que las personas se encuentren con Jesús,
estaremos haciendo lo mismo que durante más de 2000 años miles de hombres y
mujeres han hecho, y les ha llevado a ser merecedores de la “Corona” que no se
marchita… Jesucristo es la “única opción global” que puede dar respuesta a
todas las interrogantes y aspiraciones de todos los hombres, porque Él es el
mismo ayer, hoy y siempre.